¿Damos una vuelta?
Esta simple pregunta a algunas
personas os evocará a la niñez pasando horas en parques y plazas, puede que a
otras al fin de semana pasado ya que hacia buen tiempo, pero decirme si alguien
lo ha relacionado con el trabajo social.
Si la respuesta es no y una cara de
extrañeza total espero que os guste mi explicación. Muchas veces cuando
entramos en un nuevo puesto de trabajo, para que me entendáis el puesto de trabajo es
algo parecido al de prácticas o de becas pero cuentan que con un salario digno,
derechos, obligaciones y un montón de elementos más que no me acabo de creer yo
que existan. Volviendo al tema, ahí estás tú, con bolígrafos de tres colores,
portafolios, preparada para comerte al mundo y… ¿Qué es lo primero que haces?
Fichar tu entrada, claves en el ordenador, programas, saludar a la gente de
dentro, colocar los portafolios, enviar en e-mail los objetivos de la
intervención en el barrio a un “ente de arriba que dirige” etc. Sales del
búnker en el descanso para el café y ya, nadie se fija que este reducto tiene nombre
de servicios sociales comunitarios o al menos esa palabra tan bonita
“comunitario” escrita.
¿Qué pasaría si cuando queremos
conocer un barrio lo primero que hiciéramos fuera dar una vuelta por el barrio?
Hay grandes organismos que en el
papel escriben que van a realizar trabajo social comunitario en un barrio, es
decir, lograr el empoderamiento del barrio a través de la organización y acción
de dichas personas como protagonistas en
el proceso; normalmente se encuentran en barrios periféricos y etiquetados de empobrecidos
y sus habitantes en exclusión social, para
ello contratan una profesional y le construyen un despacho en medio del barrio.
¿Dónde está el problema? Una trabajadora
social comunitaria solitaria en su despacho no nos sirve. No puede haber
distancia con el propio barrio ya que no logrará la comprensión de los
problemas, se necesita cultivar las relaciones, quizás así descubra que
necesitan las personas realmente y no sólo poner parches establecidos por “los
entes de arriba”
Se necesita conocer a la gente
del barrio, porque sino cuando quiera intervenir sólo va a recibir lo que ha
dado: indiferencia. El reto de construir conocimiento va de la mano al de
construir relaciones y ambas se retroalimentan, la trabajadora social comunitaria
tiene que estar en todos lados menos en el despacho. ¿Qué mejor manera de
conocer gente que dar una vuelta?
Algo de primeras tan simple como
dar una vuelta tiene muchos problemas, el primero que las delimitaciones institucionales
no se corresponden con la gente, no se entiende lo mismo por barrio en las
políticas que en la plaza. Además lanzo una pregunta un poco envenenada: ¿Quieren
las instituciones que barrios clasificados como empobrecidos se organicen y
esté en medio su trabajadora social comunitaria?
Otro de los problemas es que para caminar por
el barrio hay que salir de la zona de confort tanto personal como profesional, porque
eres tú quien debe hablar y acudir a los espacios de los demás. Es el momento de caminar calles, plazas,
parques, asociaciones, bares…
El Trabajo Social gana cuando se
practica con compromiso y en conjunto, hablando con personas de las necesidades
del barrio pueden surgir nuevos proyectos, el propio proceso da posibilidades
de acción que deben ser aprovechadas. Esta inmersión en la realidad del barrio
que se produce con dar una vuelta y no tanto hablar con la gente, si no
escucharla, utilizar la escucha activa, nos da nuevos conocimientos y nuevas
visiones, creamos discursos de las personas protagonistas sobre sus
realidades.
Quizás a alguien le entra dudas ¿yo
no estaba investigando? ¿Qué hago dando vueltas a barrios? Pero es que la
acción es una plataforma para la investigación y viceversa.
Dar una vuelta es algo sencillo
que si la realizamos con tiempo y observación nos puede ser muy útil para
entender la complejidad social del barrio. Además para el Trabajo Social creo
que es primordial saber dónde va a intervenir y que problemas y posibilidades
hay.
Por ello con esta entrada quiero
deciros que caminéis y veáis los edificios, las plazas, los parques y la gente
que está en ellas, los propios espacios hablan y explican como a ellos también
les han quitado derechos, los han privatizado. Han añadido fronteras y muros
invisibles cercando cualquier tipo de sociabilidad que no sea interesante, es
decir, que no produzca dinero. A no ser que tu barrio esté considerado pobre
que entonces lo que ocurre es que se le ha abandonado intencionadamente.
Trabayadora Social son les tos
buelgues el camín y namás.
Trabayadora Social, nun hai camín
fai camín al andar.
(Con permisu d'Antonio Machado)
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