lunes, 13 de febrero de 2017

Pensamientos del lunes por la mañana

Hoy escribo tecleando fuertemente a mi ordenador porque así me parece que mis palabras se tiñen de la rabia o impotencia que siento,  vengo de una oficina de empleo de orientación laboral donde fui atendida por una técnica de empleo, me pidió el DNI y los primeros minutos fue rellenar todos mis datos a través de él, así que pude fijarme que su codo se encontraba debajo de la gran pila de informes de la que iba a formar parte.

Al comunicarle que no estaba empadronada en la ciudad su mirada ya presagiaba lo que estaba por venir,  le explique que no podía ser beneficiaria del programa de garantía juvenil porque estaba realizando un doctorado (Garantía es un programa de búsqueda de empleo para la juventud y uno de los requisitos es no estar estudiando formación reglada)  pero que no contaba con beca de ningún tipo y por ello buscaba empleo, aunque mi prioridad era de Trabajo Social me abría a cualquier oportunidad, aquí mi querida orientadora me indicó que no entendía porque hacía un doctorado si la prioridad de la juventud tenía que ser el empleo, esa formación me estaba robando oportunidades de contratos, que no servía para nada y que si no me habían dado beca por algo sería y después siguió con que yo debería preguntar en los recursos donde estuviera empadronada e intentarlo ahí para no saturar, así estaba con mi familia como debía ser para una chica joven como yo.

Con los ojos como platos sólo pude decir que agradecía su opinión personal pero que era totalmente opuesta a la mía y finalmente pedí cita para otro día con otra persona.

Seguramente sea de las pocas orientadoras laborales que piensa así, no lo se y quizás prefiero no saberlo, pero de todo lo que me dijo que me veía mejor arropada en casa que sola por otra ciudad en búsqueda de empleo y de oportunidades la que más me deprimió y al final está relacionada con el resto.

¿Es una realidad que yo, definida como mujer, me guste cocinar, cuidar de personas y estar siempre guapa? ¿Es una realidad que yo, definido como hombre, quiero siempre sexo, soy el jefe en mi trabajo y carezco de sentimientos?

Todas estas preguntas lanzadas en los bares, en los muros de facebook o en mi orientación laboral abrirían debates que llegarían hasta el feminismo (voz en off: no lo llames feminismo… yo quiero libertad de elección, quiero igualdad, quiero…) shhh… Yo lo llamo Feminismo, también Feminismos.

El feminismo es como el orbayu, la lluvia asturiana que parece que no te moja y al final estás empapada y nunca para., o al menos lo es para mí. Toda su historia de lucha, me parece en cierta manera mía también,  llegando hasta la actualidad, que esta realidad que cada vez la siento menos mía algo puedo decir todavía. 

Esta entrada va por todas aquellas mujeres que me he encontrado por casualidad sus historias en los libros que no eran de la escuela, por todas las mujeres que aún no he encontrado y  por todas las mujeres que tristemente no encontraré que libraron batallas para que yo pudiera llegar a tener una orientación laboral.


La “declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”  es uno de los documentos más importantes de la Revolución francesa  ya que trata los derechos personales, de la comunidad y además  universales, sin embargo no se refería a las mujeres. Olimpia de Gouges con su obra  “Declaración de la mujer y la ciudadanía”, reivindica  los mismos derechos que para los hombres, a favor del divorcio y de que las mujeres pudiesen tener cargos públicos, su fin lo explica todo, fue guillotinada.

A mediados del S. XIX podemos hablar del movimiento sufragista,  una forma de organización de las mujeres sin precedentes que nació en Estados Unidos, unido al abolicionismo. La situación de la esclavitud hizo reflexionar sobre la propia que acontecía a las mujeres.
Este movimiento fue en su inicio de clase media, las mujeres luchaban por participar en la vida política, por el voto y la propiedad privada. 

Sojourner Truth (1797- 1883) fue una activista por el abolicionismo y defensora de los derechos de la mujer, evidencia la diversidad entre las propias mujeres, a pesar de los elementos comunes. Las mujeres blancas hablaban de los intereses de ellas y de la clase media, ella analiza los obstáculos de acceso al poder para la mujer. No se puede hablar de la mujer en singular, hay que tener en cuenta la ideología, etnia, estatus, etc. Mujeres, en mayúscula.

Aleksandra Kolontái (1872-1952),  rusa de origen aristocrático,  toma conciencia de la pobreza en Rusia y se aproxima a ideas marxistas. Fue una importante figura del movimiento obrero, pero va más allá en asuntos feministas llegando a tratar abiertamente la sexualidad de la mujer, el matrimonio homosexual,  el sufragismo, el aborto libre y  busca cambios dentro de la vida familiar con la creación de guarderías públicas.

Margarita Nelken (1894-1968) escritora, crítica de arte y política española que murió en el exilio, en sus obras crítica la falta de educación sexual, y explica el patriarcado.

Y es que muchos de los temas tratados por ellas siguen vigentes hoy en día y siguen siendo tabú, El feminismo engloba todo, ¿conocemos realmente nuestra regla? ¿Me hice una mujer cuando me bajo por primera vez?  También lo afectivo sexual, si, follamos y nos gusta.

  Se comienza la vida en pareja con la idea de complementarse, la llamada “media naranja”. El hombre como portador de placer y la mujer del cuidado, así es que en las parejas homosexuales buscamos quien hace de hombre o de mujer, buscamos los roles impuestos. En definitiva, no podemos quitarnos de encima estas prácticas, cuando cambian los roles, pasan a ser “calzonazos”, “frescas”, etc. Es probable que se dé que cada uno ejerza mejor su rol, ya que todos somos producto de la sociedad, de la socialización en azul o rosa. Pero la falta de educación afectivo sexual contaminada además por todas las historias novelescas, las canciones y la media naranja, un ser incompleto que busca que le tapen con su otra mitad.

Si no se tratan todos los temas nunca nos vamos a conocer y vivir a gusto y en una relación de respeto con el resto de personas, nosotras tenemos el potencial para crear el futuro, un futuro feminista, porque la igualdad es feminismo y querer quitarle el nombre me parece uno de los grandes triunfos de la desigualdad para desacreditar esta lucha. “Yo quiero igualdad, no soy feminista” Es una incoherencia que nos han vendido y tras mi charla con mi orientadora laboral parece que con éxito, aún queda mucho por hacer… Si esta entrada llega a otra persona y piensa sobre el tema, aunque sea para debatir, se crean otras historias y ambas van juntas de la mano habré cumplido mi objetivo.

Por último, el Trabajo Social es feminista o no es Trabajo Social.

2 comentarios:

  1. Espero que sea de las pocas orientadoras laborales que piense así ... Pero demonios, quién sabe. Un fenómeno paranormal tampoco debe ser. Me choca mucho además el mensaje contradictorio de "tu prioridad debe ser el empleo, qué haces que te formas" con "qué haces buscando empleo, no estarías mejor en casa". A veces pienso que si no fuera por la pura y obvia precariedad laboral, si por ejemplo un solo sueldo de los sueldos que se tienen ahora al empezar siguiese siendo suficiente para mantener una familia con holgura aún abría mucha más defensa de esos valores y roles clásicos ... Y eso significaría que los tales valores en absoluto han desaparecido, si no que la necesidad te obliga a disimularlos. Luego tipas como tú orientadora pueden ser la excepción... pero no por lo que piensan, sino por lo que confiesan pensar. Que mierda eh? ;)

    ResponderEliminar
  2. leerte fue un placer lo mismo que encontrarte

    ResponderEliminar